viernes, 15 de febrero de 2008

Problemas de disciplina

http://w3.cnice.mec.es/recursos2/orientacion/01apoyo/op03_b5b.htm
La disciplina en el aula: Causas de los problemas de disciplina referente a los alumnos
La disciplina es una de las primeras condiciones para que se pueda abordar de manera eficaz el proceso de enseñanza/aprendizaje en el aula. Sin ella el trabajo escolar queda seriamente resentido. Las causas de la falta de disciplina han de analizarse desde lo que afecta a los alumnos, a los profesores y al Centro.
Necesidad de captar la atención
El refuerzo social -la necesidad que tenemos de que nos tengan en cuenta- es uno de los reforzadores más poderoso. Algunos jóvenes sufren una privación de atención, ya sea en su entorno familiar o social, y compensan este déficit llamando la atención para que los compañeros se rían, se fijen en ellos... No les importa que hablen mal de ellos, porque lo que desea este tipo de alumnos es que le tengan en cuenta por encima de todo.
El profesor debe darse cuenta de lo que le está ocurriendo a ese alumno y no reforzar su conducta llamándole la atención en medio de la clase, respondiendo a sus provocaciones, o perdiendo el control. Lo que procede es no dar importancia a sus llamadas al protagonismo, y si pese a todo el alumno persiste, convendría decirle de manera terminante y clara que al término de la clase hablarán en privado.
Ausencia de expectativas de autoeficacia
Las expectativas de autoeficacia que se tengan motivan la realización de una tarea. Aquello para lo que me siento competente me atrae, le presto atención y le dedico mi tiempo. Al contrario, la posibilidad de fracasar en una tarea me lleva a abandonarla.En términos generales, es habitual que trabajemos mejor donde tenemos éxito, y no tan bien allí donde nuestros esfuerzos se traducen en fracasos continuos.Suele ser frecuente que alumnos que tienen problemas de disciplina tengan un historial de fracaso escolar significativo. Quizá ante sus primeros suspensos intentaron con esfuerzo intensificar el estudio, pero como los resultados seguían siendo negativos, comenzaron el camino del abandono, el desentenderse de la actividad académica y centrar la atención en lo marginal para entretenerse hasta llegar a plantear problemas de disciplina notorios.La intervención del profesor deberá posibilitar la experiencia del éxito, para que el alumno reciba el refuerzo de la tarea bien hecha. Hay que escalonar los contenidos, ejercicios, actividades..., graduando los niveles para que puedan ser resueltos correctamente por los alumnos.
El autoconcepto negativo
El fracaso constante influye inevitablemente en la opinión de los alumnos sobre sí mismos. Un autoconcepto positivo, que hace que nos aceptemos a nosotros mismos como persona y nos valoremos como miembros competentes y eficaces de la comunidad, nos permitirá abordar las tareas de manera resuelta, tranquila y realista. Un autoconcepto negativo, por el contrario, nos deja con una sensación de inadaptabilidad e incompetencia y, con frecuencia, una propensión al derrotismo al enfrentarnos a las mismas tareas. Los alumnos con autoconcepto negativo o con escasa autoestima, como a menudo se dice también, dudarán de su capacidad para resolver nuevas tareas, aún cuando les parezcan de interés.La intervención del profesor ha de ir dirigida a cambiar la idea que tiene de sí mismo este tipo de alumno. Ayudarle a que descubra sus posibilidades, a que experimente su eficacia, a que vea que el papel que se ha asignado no se corresponde con la realidad. Conseguir este cambio implica una reestructuración del pensamiento, un cambio en la manera de verse, que será en la práctica el efecto de experimentar cotidianamente que puede realizar exitosamente gran parte de las actividades escolares como el resto de sus compañeros
Influencias de los líderes del grupo
En los grupos escolares se dan interacciones entre los miembros. Hay valores y contravalores compartidos. Existen líderes que imprimen sentido, dirección, valores o su contrario, y son los que marcan a los otros qué hacer. Algunos líderes se hacen patentes al poco tiempo que se conoce el grupo o pueden pasar inadvertidos, de forma que apenas se nota su influencia y el modo en que canalizan la conducta del grupo.El profesor debe conocer los grupos constituidos en la clase, quiénes son los líderes, quiénes son las "estrellas" que gozan de popularidad pero que no poseen el liderazgo, quienes están aislados. Un instrumento útil para ello es el sociograma, que explicita todas las relaciones.
Probar los límites del profesorado
Cuando los alumnos se encuentran ante un profesor nuevo, llevan a cabo lo que se podría llamar una "evaluación al profesor" para saber lo que es capaz de aguantar, hasta dónde se puede llegar con él, qué grado de autoridad tiene, qué les va a permitir hacer o no... Los psicólogos suelen llamar este proceso "prueba de límites".El profesor, en primer lugar, debe ser consciente de que los alumnos le están "chequeando" y que conviene que se supere esta prueba, pues de lo contrario su autoridad quedará muy dañada para el resto del curso. Para ello, las normas de funcionamiento tienen que quedar muy claras para todos los alumnos desde el primer día, tienen que saber muy bien a qué atenerse y qué es lo que va a pasar si no se respetan las normas dadas.Probablemente algunos alumnos prueben si es las normas que se dieron se cumplen de manera pertinente, provocarán, tantearán los límites, para comprobar cómo responde el profesor. Todo lo que se ha dicho, ha de cumplirse. Un fallo en este punto conlleva para el profesor un coste de disciplina y autoridad irrecuperables

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